Escenario Mundial
POLÍTICA E INMUNIDAD
“Cuando el líder único, o la
minoría, o la mayoría, gobiernan consultando el interés general, la
constitución es pura necesariamente; cuando gobiernan en su propio interés, sea
el de uno solo, sea el de la minoría, sea el de la multitud, la constitución se
desvía del camino trazado por su fin”
Aristóteles Política: Libro III, Cap. V. División de
los Gobiernos
De no haber existido el error
estratégico de recuperar nuestras Malvinas no habríamos reconocido el heroísmo
que aun yace en el alma de patriotas contemporáneos. La Patria les demandaba
entregar la vida. La noción de Patria, tan manoseada, es hoy un botín
partidario, un eslogan para asumir un cargo público.
Competir, ganar, prevalecer, vencer
es un mandato que impregna el ADN humano desde el vientre. La ensoñación del
poder absoluto, de controlar todo, de “estar bien”, de ir por todo, desde
siempre, exigió mecanismos de automorigeración que contrapesen el desenfreno de
la desmesura, de la ambición individual absoluta. De eso se trata la ética y la
política lo es; reguladora del actuar del mandatario al que pretende inducir a
un obrar prudente en el que debe ejercitar la ciencia de sobreponerse al
autoritarismo desmedido (y prebendario), su interés particular, así como a la de
la inacción vacua.
La apetencia humana por el poder
es ilimitada, así como su posibilidad de corrupción. Aristóteles como padre de
los fundamentos sobre los que se construyó el mundo occidental lo advertía hace
más de dos milenios. ¿Sigue existiendo?
La Nicaragua del perpetuado
Somoza (12 años, en el poder) fue seguida por la del perpetuado Daniel Ortega
con 13 años!!!. Los Castro vencieron al dictador Batista solo para “mudar de
tiranos, sin destruir la tiranía” (como nos lo recuerda M. Moreno a 210 años de
su muerte y el inefable “Tato de América”) y ni hablar de los treinteros: los
“eternos” gobernantes Teodoro Nguema (Guinea Ecuatorial): 39 años, Paul Biya
(Camerún): 36, Yoweri Museveni (Uganda): 32, Omar al Bashir (Sudán): 28 (conocemos
a alguien de Formosa que no es la isla). La lista es realmente bochornosa.
Todo país, todo estado nación
supone un ámbito de reglas de juego taxativamente explicitadas en su
constitución fundante. La otrora Constitución de 1853 inspirada por Alberdi
para el “pueblo «de la Nación Argentina»” fue distorsionada por la de
1994 que beneficiara a la elite política: más cargos para todas y todos, la
entronización del “partido político” (inexistente en el texto original) y, por
tanto, condenado a perecer tras lograr su cenit a manos de los personalismos,
ley de lemas, candidatos testimoniales, chicaneros… y caudillejos (sindicales o
territoriales). Remedo de aquellos mismos que asolaron la República y la
condujeron a la anarquía del Siglo XIX solo superada por el advenimiento del
texto constituyente. La ambición personalista fue admonitoria.
La política se devaluó, ha pasado
a ser, pues, una salida laboral bien remunerada.
De “M´hijo el dotor” (de Florencio
Sanchez) a hoy, las nobles abuelas, sucesivamente, desearon que sus nietos prosperaran
y fueran profesionales (y no meros obreros sin calificación), luego militares,
luego abogados y ahora…políticos. La política interpretada como prerrogativa de
inmunidad y de impunidad ha sabido despojarse del sayo del servicio
al bien común para desconocer la solidaridad que SÍ reclama para sus
súbditos. Aprendió, con Maquiavelo, que política es forcejeo por el poder mismo
y en ese taller de la disputa, el liderazgo que convoca a las masas votantes se
obtiene en la identificación de un enemigo…. Desde el Minotauro cretense o el
capricho de los dioses que solo los fariseos y brujos de turno interpretaban se
creó un Hitler, un Stalin, un Pol Pot. Freud estaría feliz… aunque sin trabajo,
si todos los males del paciente se debieran a un único culpable: el enemigo
indispensable, aún si no existiese.
En esa personificación del “enemigo”,
aquél que encarna el mal supremo, usurpador del bienestar por el cual el
político se desvive, sitúa al rico como culpable de los males del pobre y en la
mejor prosa marxista-gramsciana, apela al caduco manifiesto para zanjar la
ficticia y eterna lucha de la cual se nutre su autoridad. Quiebre que, de no
existir, debe inventarse. Logra adeptos a los que convoca periódicamente
entrenándolos en la gimnasia insurgente haciéndole creer que ello es el rito
iniciático de acceso a esa elite que disfruta prerrogativas como solo la
política las concede, pertenecer a “ella” es: exhibicionismo obsceno,
derroches, fama, discrecionalidad, aplausos, autos de alta gama, jets privados,
hospedaje…y vacunas… es irresistible para un espíritu empobrecido.
Así pues, con esta partitura
foránea se esculpe en otras sociedades los componentes de una lucha tan
perpetua como inconducente que demanda la “lotta continua” la disrupción
permanente, la fractura social, la lucha continua de una “clase combativa”
prepotente; condimentada con violencia piquetera (que no es otra cosa que la
tercerización del poder estatal baldío) arrancada del estado culposo autopercibido
de represor y que no atina a compensar el esfuerzo de los probos ante los
desbordes de una minoría violenta acogida como activo por “lo político”… se
ofrecen así las condiciones de una guerra interna permanente, civil y
subrepticia y el resquebrajamiento social…terminal.
“Lo político”, en la versión de
E. Laclau, reclama la “solidaridad” del empresario prejuzgado de explotador y del
laburante honrado (contibuyentes) para subyugar a los que se automarginan de
una sociedad basada en compromisos, esfuerzo y “mérito” para “ganar el pan
con el sudor de su frente” y no el asistencialismo que reprocha el Padre
Pedro Opeka desde Madagascar. Solidario es también el “dólar” o la ley social de
reactivación productiva que hunde aún más a las PYMES.
La voracidad de un estado
macrocefálico que fracasó en 1952, 1959, 1964, 1975, 1982, 1985, 1987, 1989,
2000, 2001, 2002 y 2008 (sin venir más acá) condujo a ese estado elefantiásico que
ofreció cargos institucionales por “militancia” en retribución a punteros, ventajistas
y seguidores en secretarías, ministerios. direcciones y provincias confinadas
al “trabajo esclavo estatal” que conculcan la libre determinación como rehén
remunerado y su voto ante la promesa de “bien estar” ofrecida. ¿Qué impulsaba a
los seguidores de Trump en su asalto al capitolio estadounidense? ¿Sino la
posibilidad de “PERTENECER” y perdurar?
La virtud del político de
vocación, impregnado del deber de servir a sus electores se ha visto viciado y vaciado
a un mero narcisismo institucional. ¿Qué diría Max Weber ante esta ausencia de
compromiso y vocación de servicio? Como dice el ex embajador en Rusia
(recientemente removido), Ricardo Lagorio; “Asistimos a un tiempo de
desweberización…” el rumbo trazado por los padres fundadores de una Argentina… de
una Patria se ve distorsionada por apetencias mezquinas, cortoplacistas y
ventajeras en las que no hay virtud, abnegación, altruismo ni valores.
El valor de la República se ve
así reducido tanto, como el incrementado éxodo de los abrumados por el
desencanto que descubren que el esfuerzo personal…lo vale.
EDUARDO
CUNDINS. Dr RRII. Dir. cascosazules.com.ar (1060)
cundins@hotmail.com
FUENTE: https://www.escenariomundial.com/2021/03/12/politica-e-inmunidad/
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