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DE POPULISMOS Y MARXISMOS

miércoles, 09 de junio de 2021

Del error marxista al mamarracho populista

Del error marxista, al mamarracho populista

El kirchnerismo procura principalmente el control autoritario del Estado para exculpar a su lideresa de sus delitos y retribuir a sus seguidores con prebendas y cargos públicos

6 de junio de 2021

https://www.lanacion.com.ar/editoriales/del-error-marxista-al-mamarracho-populista-nid06062021/

Aunque parezca sorprendente, quienes más admiraron la potencia creadora del capitalismo, fueron Karl Marx y Friedrich Engels. Fueron visionarios, ya que en 1848 no se habían inventado ni la penicilina, ni la fisión atómica, ni la biotecnología, ni los sistemas digitales, ni la computación cuántica, ni internet. Tampoco las vacunas, salvo la antivariólica, que data de 1796.

 “La burguesía, desde su advenimiento, apenas hace un siglo, ha creado fuerzas productivas más variadas y colosales que todas las generaciones pasadas tomadas en conjunto. La subyugación de las fuerzas naturales, las máquinas, la aplicación de la química a la industria y a la agricultura, la navegación a vapor, los ferrocarriles, los telégrafos eléctricos, la roturación de continentes enteros, la canalización de los ríos, las poblaciones surgiendo de la tierra como por encanto, ¿qué siglo anterior había sospechado que semejantes fuerzas productivas durmieran en el seno del trabajo social?”, señalaron en el Manifiesto Comunista, de 1848.

 Pero cometieron un grave error de diagnóstico. No advirtieron que esas fuerzas productivas se despertaron gracias al cambio institucional ocurrido en Inglaterra en 1689, cuando el absolutismo real fue reemplazado por una monarquía parlamentaria, con poderes limitados. Al consolidarse la seguridad jurídica, se abrieron las puertas de la Revolución Industrial, cuyos resultados Marx y Engels describieron tan bien.

 

Un siglo más tarde, ese marco institucional fue perfeccionado por la Constitución de los Estados Unidos de América, que consagró la forma republicana de gobierno, basada en los derechos individuales y la división de poderes. Y esa fórmula se expandió por la mayor parte de Occidente.

 Marx y Engels creyeron que la poderosa locomotora inventada por el capitalismo, podría seguir marchando con el mismo vigor, si sus seguidores arrojasen al maquinista burgués por la ventana y lo reemplazasen por soviets uniformados. No advirtieron que aquella potencia creadora provenía de las reglas del capitalismo democrático y no de una inexorable evolución histórica.

 En ausencia de un horizonte de largo plazo, nuevas oligarquías se adaptan al cortoplacismo, en una lucha sórdida tras las bambalinas del poder

 Sin propiedad privada y sin Estado de Derecho, la locomotora se detiene y solo puede marchar, a medias, a punta de fusil. En ausencia de un horizonte de largo plazo, nuevas oligarquías se adaptan al cortoplacismo, en una lucha sórdida tras las bambalinas del poder. En lugar de generar riqueza, buscan plusvalías en los mercados políticos. Desde regulaciones de privilegio hasta espurias contrataciones. Desde vacunas Vip, hasta pensiones duplicadas.

 Cuando la locomotora se detiene, los incentivos de ganancia legítima, de progreso personal, del mérito y el esfuerzo, son arrojados del tren junto al maquinista burgués. El “hombre nuevo” intenta hacerla marchar, pero se queda sin vapor por falta de iniciativa. Y la pobreza se expande, al desaparecer los empleos genuinos.

 Los gravísimos defectos que Marx y Engels endilgaron al capitalismo con sus exitosos neologismos (“explotación”, “plusvalía”, “alienación”) se reciclan en los negocios de corrupción que brotan en los estados totalitarios.

 Como muestra, basta un botón. En los países donde más se respetan la propiedad privada y los contratos, el salario promedio mensual y el nivel de pobreza, son los siguientes:

 Suiza: U$S 8200 de salario y 8% de pobres.

Estados Unidos: U$S 4000 de salario y 11% de pobres;

Alemania: U$S 5200 de salario y 15,9% de pobres.

En los países socialistas (o abiertamente comunistas), que se ufanan de su Estado presente, el salario promedio y el nivel de pobreza aproximados son estos:

 Argentina: U$S 290 de salario y 50% de pobres.

Cuba: U$S 44 de salario. No hay datos registrados sobre pobreza.

Venezuela: U$S 3,50 de salario y 91% de pobres.

Corea del Norte: U$S 3 de salario y 99% de pobres.

La otrora potente locomotora del desarrollo económico argentino, por propia voluntad, carece hoy de maquinista, de vapor y de destino

 China y Rusia dejaron el comunismo hace varias décadas y ambos países prosperan con fórmulas sui generis de capitalismo autoritario. Cuba y Venezuela están sumergidas en la pobreza debido a su empecinamiento colectivista.

 Al kirchnerismo no le han quitado el sueño las inconsistencias de esos modelos tan diferentes y ha tejido alianzas con esos cuatro países. El Instituto Patria carece de doctrinas y solo aplica el instructivo “Laclau-Mouffe” para instaurar una nueva hegemonía por razones bien distintas al sueño marxista. Necesita el control total del Estado para absolver a la lideresa de sus delitos y retribuir a sus seguidores con prebendas y cargos públicos. Y después, Dios dirá.

 Por ello no le importa si es capitalismo, socialismo o comunismo. Solo le interesa su denominador común: el poder absoluto del gobernante, para que el voto mayoritario se imponga al conjunto, sin frenos ni contrapesos. Sin libertades individuales, ni división de poderes, ni respeto por los derechos humanos. Sin periodicidad de los mandatos, ni libertad de prensa, ni Poder Judicial independiente

 Entre contradicciones y falta de convicciones, la Argentina es un mamarracho populista, convertido en un país pobre, mendigando a quienes deberían tratarla de igual a igual. De Biden a Putin, de Merkel a Xi Jinping, de Macron a Díaz Canel, de Sánchez a Maduro. Perplejos ante nuestras marchas y contramarchas, nadie comprende el rumbo de la otrora potente locomotora argentina, que, por propia voluntad, carece de maquinista, de vapor y de destino.

 LA NACION


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