POLÍTICA EXTERIOR Y DE DEFENSA. MISIONES DE PAZ
LA SEGURIDAD
INTERNACIONAL EN LOS UMBRALES DEL SIGLO
XXI EN ARGENTINA
EDUARDO CUNDINS Dr.
en Relaciones Internacionales
FUENTE : https://www.cari.org.ar/recursos/libros.html
INTRODUCCIÓN (MARCO CONCEPTUAL)
Para el
año 2003 el analista político, periodista e historiador Rosendo Fraga advertía
que, para el gobierno argentino de entonces y su agenda, la “Defensa” era un
“no tema”. Por supuesto que no se refería al sintagma de “no temer” sino al negacionismo
ontológico o la desatención deliberada de esa esfera de responsabilidad
indelegable del estado.
Las
políticas llevadas a cabo en este espacio no fueron “de defensa” sino “política
militar” y se circunscribieron a un renovado escarmiento de los errores del pasado
atribuibles a esa entidad militar a través de la perspectiva del Derecho
Internacional de los derechos humanos (aunque circunscripta al ámbito local),
la minimización de sus costos globales de su mantenimiento, la pertinaz inclusión
de una pretendida ideología de género como ariete debilitador del ethos militar
(aspecto que no conmovió la axiología del uniformado), la laborización de la alicaída infraestructura industrial que
respondía al perfil de “sustitución de importaciones” del siglo pasado, la reculturización
“democrática” del prejuzgado soldado y la prevalencia de la perspectiva
liberal-cooperativa internacional por sobre la realista de la competitividad y
el conflicto. Por laborización debiera entenderse una finalidad contrafáctica por la que los activos de
la industria militar argentina se constituyeran en una fortaleza para la
solución de la desocupación y de lo que derivaría en una visión de
Fuerzas Armadas como empresa proveedora
de bienes y de servicios no militares. El caso más evidente lo constituyó
la recorrida y vuelta al servicio del RHAI, que materializó una enorme solución
político-social con el otorgamiento de puestos de trabajo (remunerados) antes
que la solución operativa que asegurara la continuidad de la investigación
científica en la Antártida.
A la
sombra de la política integral del estado, preocupado en “consolidar poder” ante
una debilidad de origen (22% de caudal electoral), en 2003, la zona de influencia
de la gestión 2003-2015 extramuros se circunscribió a Sudamérica. La
sudamericanización de la agenda internacional se circunscribió a la región con
un particular sistema de afinidades en “damero”. Una
diplomacia presidencialista y una épica controvertida, exultaban las “epopeyas”
de héroes martirizados en procesos revolucionarios que, en todos los casos,
respondían a la reivindicación de figuras de actualidad. Se diluían los roles
ministeriales y se licuaban las funciones equilibradoras de los poderes del
estado.
En el
ámbito de la defensa, y sin ánimo de exhaustividad, se rescataron doctrinas
tales como la reconversión del sistema de defensa “sin costos implícitos” como fuera
la propuesta por Ricardo Runza: “Hacia
la modernización del sistema de defensa” o las de defensa defensiva o la no
provocativa de Sheetz y otros oportunos seguidores que respaldaron
(justificaron) el peligro proceso de desinversión en defensa en un mundo que se
volvía cada vez más violento e inseguro.
Pero esta
filosofía de la acción era el resultado de una vertebración sustentada en una
lectura tendenciosa y materialista en la cual los pilares del pensamiento
occidental quedaban demolidos por constructos utópicos de autores como Laclau (así
como Mouffe)
que no fue (1935-2014) más que un neomarxista academizado que no resolvió su
postulado básico de la lucha y su premisa: “la división del espacio social” (p.
272), tal postulación, como todas, resulta indemostrable debilitando todo el
edificio conceptual que sustenta su tesis, toda vez que incorpora el
presupuesto democrático que, de suyo, requiere consenso y acuerdo (afectio
societatis) para luego dinamitarlo. Sobrevendrá luego una de sus consecuencias,
la postverdad que se encargará con la
anuencia de la política vernácula de reducir todo el debate a un relato,
palabra que queda asociada a la descripción que del discurso, también, propone
Laclau cuando afirma que “Lo que se niega no es la existencia, externa al
pensamiento, de dichos objetos, sino la afirmación de que ellos puedan
constituirse como objetos al margen de toda condición discursiva de
emergencia.” (p. 182) En síntesis, es buena
la intraviolencia social dejando de existir la violencia ajena al estado. En su
libro, la palabra lucha se repite 309 veces, conflicto solo 6 y paz solo 2
(parafraseando a otros autores).
La
realidad nos muestra un mundo que se debate en la incertidumbre de una espiral
de conflicto cuya expresión más acabada es la violencia, la misma que De la
Maisonneuve define en eterna metamorfosis. Con esta interpretación capciosa, bastaba
con negar la existencia de amenazas para que éstas no existieran y con ello la
inutilidad de la defensa como sistema.
Esta
deliberada renuncia del estado en la atención del tema podría constatarse en
las asignaciones presupuestarias que también en el área de la seguridad
interior llevaron, por caso, a la primera “huelga” de las Fuerzas de Seguridad
de octubre de 2012 y su remezón de
diciembre de 2013 con las policías provinciales y que justificara la frase
presidencial de haber sido “maltratadas” (T
12:12) en oportunidad de la apertura del período de sesiones ordinarias en su
discurso a la Asamblea Legislativa por parte del Presidente entrante (Macri,
2016)
ES LA POLÍTICA…
Del latiguillo de James
Carville, jefe de campaña de “Bill” Clinton en 1993 que tanto ayudó a echar por
tierra los anhelos reeleccionistas de G. Bush “padre” y que fuera tan elocuente
como efectiva para lograr la captación de los 370 electores que lo llevaron al
salón oval, cabría enfatizar que “es la política…” la que, en su caída libre y en su desapego a la ética,
aquella que debe adornar el vestido del estadista y, más aun, a través de una corpor(iz)ación carente de valores
trascendentes la que se ha degradado y ha llevado (como dice el embajador Ricardo
Lagorio de esta casa) a un proceso de “desweberización” de la ciencia regia, la
ciencia de los reyes.
Lo
descripto se manifiesta a escala planetaria en el desencanto de las sociedades
encorsetadas dentro de sus isobaras políticas (los estados nacionales) y se
traduce en elecciones tan inesperadas como la de Trump en EEUU, Macrón en
Francia que “rompen” con el patrón tradicional de las sucesiones “administrativas”.
Es la corrupción de
Sorin Grindeanu en Rumania, lo fue también
la de Park Geun-hye en Corea del Sur acusada y luego removida tras un caso de
corrupción masivo y tráfico de influencias así como su homólogo del Norte, Kim
Jong-un ( “el indiscutido”), con la
impune muerte de su hermanastro (King Jong Nam) en Kuala Lumpur (con el
reaparecido Agente VX neurotóxico, verdadera ADM) y su debilidad por los
misiles intercontinentales ( la estabilidad del sudeste asiático no pasa por su
mejor momento).
En su versión más
vernácula, es la renuncia del ex vicepresidente de Uruguay Raúl Sendic del Frente Amplio de izquierda, acusado de malversación de dineros públicos, o la del
de Ecuador Jorge Glas que renuncia a su puesto como primer vicepresidente de
Alianza País por el caso Odebrecht. Es la del CUARTO mandato del
Sandinista Ortega en Nicaragua denunciado por Sergio Ramírez quien fuera su vicepresidente
(1985-1990) y compañero guerrillero en los inicios del FSLN (también por los
70´s) combatientes en la selva Zínica y triunfantes, por la vía armada de otra
dinastía igualmente corrupta, la perpetuada por Anastasio Somoza Debayle (formado en West Point) . Hoy con su pareja, como
vicepresidente, la antes también guerrillera Rosario Murilla. Las FARC
en Colombia y ahora el ELN que de su pasado violento devienen sin solución de
continuidad por el atajo (en el que Cuba no fue ajeno) a los escaños de la
política.
Veleidades secesionistas
y hasta sediciosas catalanas o la epidemia de corrupción en Sudamérica del “lavajato”
y el “todo vale” al que se adecuó la política. Mientras tanto pareciera que las
prácticas violentas y sus cultores, aquellos que buscaron el poder por las
armas, aquellos que alentados por ideologías postmodernas procuraron la
insurgencia, la “lucha” continua de clases Gramsciana y las rebeldías contra la
explotación, la sedición como método finalmente han obtenido su rédito. Tal el
caso de Liberia, país en eterno colapso en el que su ícono rebelde por
excelencia se apronta ahora a alcanzar los atriles del poder. Joseph Duo, el
otrora niño soldado de la guerra civil que cobró 250.000
muertes y más de 2 millones de desplazados inició su campaña. Es la seducción
de la Rebelión hoy reinterpretada como “polarización”. Saludables disrupciones
a los intereses cáusticos disolventes de las ex -izquierdas utópicas o quizás
el mismo lema de campaña: “Voten por mí”, sea el que utilice en un próximo
futuro, Pedro Antonio Marín Marín, más conocido como «Manuel Marulanda Vélez» y
aún mejor conocido como «Tirofijo», el que confesara el 16 de septiembre en su
discurso el “Adiós a las armas”…pues ya no serán necesarias. Por ahora?
ES LA VIOLENCIA…
En “el bastión de paz” sudamericano
sustentado por la iniciativa UNASUR, la violencia ha sido re-ejercida ya no
como un objetivo filantrópico de paz kantiana sino un deliberado proceso de minimización
de los proyectos nacionales de sus repúblicas. Un tangencial debilitamiento de
sus identidades en un diluido integrador, válido en su finalidad pero no en su
objetivo. Con el amparo de los principios dimanados del Foro de San Pablo desde
su fundación en 1990 que mucho ha colaborado en la decadencia de la democracia
occidental.
Ni Grocio ni Westfalia
pueden obrar milagros para el retorno a regímenes que satisfagan las demandas
de una ciudadanía hiperconectada e hiperinformada que reclama otras soluciones.
El espiral de violencia y sus manifestaciones siguen enseñoreándose ante
sociedades que no atinan a dar solución a sus juventudes desilusionadas. Desde
los “Indignados” españoles y su “Podemos”, le siguió el “Yes we can” de Obama
hace 8 años o el “Sí se puede” vernáculo de 3 o el “que se vayan todos” que
abría el milenio.
Fue el triunfo
“sorprendente” (aunque no para todos) de Trump contra el establishment de Washington
o la elección de “nuestro” Papa Francisco contra el sistema prebendario de la Curia romana, el surgimiento del joven
Macron contra “la tradición” burocrática, fue el triunfo del NO en Colombia!!! Un
NO al embriagador y dulce sabor de una paz a toda costa que venía teñida de
sangre en 60 años de conflicto interno. Pero es también el peligroso
resurgimiento de las extremas derechas europeas en búsqueda de soluciones o los
30.000 extranjeros embelesados por la propuesta de cambio revolucionario del
DAESH.
Éste es el período del
surgimiento del denominado “Estado Islámico” y la aspiración de territorialidad
que subyace en el imaginario musulmán de un hoy desaparecido Imperio Otomano.
Pero la interpretación vernácula de su ocurrencia no se dejó esperar. El poder
Ejecutivo Nacional, haciendo uso de la palabra en el seno de la Asamblea anual
de las Naciones Unidas se refirió a los mentores del pretendido califato “como una puesta en escena” de los
poderes centrales y agregando que "Muchas
veces hay que entender lo que pasa en cada sociedad, en cada pueblo, y tratar
de ver cuáles son los instrumentos más adecuados para combatir en serio el terrorismo.” Cabría, pues, un giro mayor
en cantidad y modalidad en la imposición de la violencia con la introducción
del concepto de “salvajismo” expresión potenciada que se viera respaldada en el
texto de Abu Bakr Naji publicado en el la edición del 29 Set de 2014 con el título “El manejo del
Salvajismo” en el Daily Star de Beirut. Se demuestra así la íntima y
perturbadora relación entre violencia como causa en la posterior política
(desarrollada hasta aquí) pero, asimismo, política como causa de la violencia
que generara el desencanto y fuga al recurso de las armas cuando han sido 30.000 los jihadistas de origen extranjero que se sumaran a la
aventura de territorialidad islámica.
La política se ha degradado y con ella la democracia occidental, que
fuera orgullo, se ha ajeado y las torres de asalto que la acosan han devenido
en expresiones de una complejidad inimaginable. Otra cara del deterioro
ontológico de la política lo constituye la trivialización o frivolización de
sus “actores” que bajo la interpretación
de un “escenario sobreiluminado” Distante a los maestros de la filosofía
occidental que los políticos sean sabios.
Por la
violencia encarnada en las guerrillas postmodernas como un ciclo del más puro
materialismo hegeliano devinieron las aún más torpes contraguerrilas
periféricas donde se debatió la prevalencia de Moscú o Washington, la
Secretaria de Estado o la Patrick Lumumba en el mundo dividido en Potsdam.
Toda una
épica a la resistencia y a la insurgencia se está apoderando del tejido social
urbano. Un retroceso al setentismo que debería ocupar (antes que preocupar) a
la política actual. Si para defender el presente se recurre a combatir las
guerras del pasado no habrá futuro.
La
política va a la cárcel, en Cataluña o Sudamérica. Michelle Bachelet, (anterior
y actual) presidente chilena, debió sufrir no solo la muerte de su padre a
manos de uniformados sino la propia privación de libertad junto a su madre; fue
en una guarnición militar, la Villa Grimaldi de nuestros hermanos trasandinos.
Los uniformes por cercanos (ella creció en el seno de una familia militar) o
por opuestos, dejaron en ella una dramática huella. La “Juana de Arco de la
Guerrilla brasileña”, Dilma Rousseff lo fue en Tiradentes (Minas Gerais), sus
carceleros, por algo más de dos años, usaban igualmente uniformes.
Evo
Morales sufrió cárcel y confinamiento desde su rol sindical al frente de los
cocaleros a manos del presidente militar Banzer Suárez y el UMOPAR (la Unidad
Móvil de Patrullaje Rural) antinarcóticos, visiblemente de carácter militar.
Uruguay no va en saga y el ex presidente Mujica no solo sufrió cárcel sino que
fue herido de seis disparos por esta misma genérica “raza” de uniformados que
lo redujeron a reclusión por 15 años en muy duras condiciones de vida escapando
en cuatro oportunidades de Punta Carretas y acompañado, luego, por su Ministro
de Defensa durante su mandato, Eleuterio Fernández Huidobro.
Debe
resultar significativamente difícil de superar tamaña predisposición negativa
contra quienes arrebatan la libertad y disponen un confinamiento. Cierto
romanticismo, muy proclive en el latino-sur-americano, puede llevar a contrariar las propias contradicciones.
Así, la paradoja se vuelve sarcasmo cuando estos mismos ciudadanos, devenidos
en la actualidad en Comandantes en Jefe de sus subordinados-pre-juzgados-enemigos
deben su propia seguridad personal, respeto y honores a la misma fuente que
fuera sujeto de tales irreconciliables momentos.
Es una
fractura o distanciamiento profundo Bien vale la propuesta de un neologismo que
intente describir esta angustia que sufre el “político” sudamericano:
Stolisfobia, proviene del griego (stolis uniforme y
fobos miedo o aprensión). En el lunfardo habitual: cobani, botón, yuta, milico, vigilante, cana, buchón, poli son todas
denominaciones despectivas igualmente
aunadas en el más profundo menosprecio. Son uniforme-portantes. (“El
uniforme…no paga…”)
LA POLÍTICA DE DEFENSA (la defensa
de la política)
Este
distanciamiento llevó al objetivo de la implementación del Control Civil de las
Fuerzas Armadas, que derivó en la neta subordinación ya no al poder o idoneidad
de la política como depositaria del mandato democrático sino la conculcación de
toda posibilidad de opinión o discrepancia en un terreno tan específico complejo
y delicado como la defensa. El asesoramiento se redujo a aspectos triviales
dada la magnitud de las restricciones presupuestarias. A la frase del Mariscal
Foch que la “guerra era algo demasiado importante para ser confiada a los
generales…” Tofller et al. (1994) se encargó de aclarar que “ahora es demasiado
importante para que se quede en manos de ignorantes, tanto uniformados como de
paisano.”
El mismo
pasado luctuoso que había ensombrecido a los apellidos protagonistas y a
desusados slogans antimperialistas se aggiornaron al eventual “choque” de dos
realidades coexistentes: los intercambios de contingentes extranjeros en el
país y el fenómeno piquetero de origen norteño sobrevenido en cercanías de la
crisis del año 2001.
Por
entonces, el saludable intercambio con países de la región y extra regionales que
se traducía en ejercicios combinados tanto en el extranjero como en propio
territorio comenzaron a languidecer. Oportunidades tales como el “Dynamic Response” con la OTAN/Unión Europea,
el “Fuerzas Unidas” que vinculaba a toda
América desde el año 1995, luego renombrado “OMP Sur” en 2003 y cuyas matrices
respondían (ambos iniciando en Argentina) a Operaciones de paz bajo mandato de
NNUU, coexistían con otros tales como el “Ceibo” con Uruguay, “Jumping Buoy”
con Canadá,” Araucaria” con Chile, “Juana Azurduy” con Bolivia, “Suthern Cross”
con Brazil, “New Horizon” con Paraguay, “Cruzex” (OMP), “Eagle”, “Milenium”,
etc. Armadas, fuerzas aéreas y terrestres “jugaban” su rol de eterna
preparación para la conjura de amenazas.
Es dable
de ser destacado cómo la implementación y vivificante participación en misiones
de paz generaba ya no solo una oportunidad de actuación protagónica en
escenarios internacionales distantes y complejos sino el añadido de
circunstancias concomitantes de interacción e intercambio sumamente
enriquecedoras. Ejercicios de gabinete y de conducción (sin tropas ni logística
empeñada, es decir, más “económicos”), intercambio de profesores afiatados en
escenarios y misiones diversas otorgaban un bagaje que ameritaba su compartir en
mutuo enriquecimiento con otros actores y viceversa.
Fue esta la circunstancia propiciatoria, un real alineamiento de hechos
que precipitaron la que daría en mal-llamarse “Ley de Salida de Tropas”. La
concurrencia de efectivos militares de los Estados Unidos a territorio nacional
y la inaceptabilidad de una situación no deseada (semejante a las acciones antiglobalización
y sus desmanes desencadenados en oportunidad de cumbres, convenciones o
reuniones internacionales) requería determinadas salvaguardas y un estatus
particular para el tratamiento ocasional de los participantes, este fue el caso
de los requisitos solicitados por el departamento de estado de EEUU para el
desarrollo de los ejercicios “Cabañas” y que fuera interpretado por todo un
arco opositor como una concesión y pérdida de soberanía merced al otorgamiento
de facultades o beneficios discriminatorios
a extranjeros. Era claro que la imagen de una fracción de marines entrenando en
una marcha a pie y siendo detenidos o agredidos o insultados por una turba
piquetera (autóctona) en segundos daría la vuelta al mundo con el consabido
costo en el prestigio debido a una fuerza que pretende operar simultáneamente
en varios escenarios globales. Ello devino en el dictado de la Ley 25.880 “De
INGRESO DE PERSONAL MILITAR EXTRANJERO EN EL TERRITORIO NACIONAL Y/O EGRESO DE
FUERZAS NACIONALES” que viera la luz en oportunidad de la salida de los
elementos militares para concretar la contribución argentina en la MINUSTAH
Nace así
un mecanismo restrictivo e idóneo de la supremacía de la política por sobre la
labor militar en tiempo de paz pero con el agregado de connotaciones
ideológicas antes que prácticas.
Un
aspecto al que “SÍ” se dio trascendencia ha sido la promoción de una agenda de
género a partir del concurso de la ONU que, a través de la Resolución 1325/2000
y con el pretexto de mejorar la calidad institucional de las organizaciones
armadas, implementó una verdadera
antropología de género. Ello constituyó una iniciativa personalísima de las responsables sucesivas de
las áreas nacionales de derechos humanos instaladas en el seno del “Ministerio
de Guerra” (su antigua denominación) que con el rótulo de “empoderamiento” de
la mujer y la introducción de “mejoras” estructurales y modernización respondían
al mandato tácito del feminismo militante.
Otros aspectos que también se ventilaron en el ámbito de la defensa fueron los
debates (relativizadores) con
impronta académica de roles y reflexión sobre “violencia de género” intrainstitucional,
oportunidad seguida (en el terreno de la praxis) para “desarmar” a la totalidad
de los cuadros en actividad que debieron entregar, para entonces, bajo guarda
sus armas reglamentarias casi como un modo de asentimiento de autoincriminación
tácito.
Estas
iniciativas feministas concitaron la atención, entre otras, de la presidente
del Consejo Nacional de las Mujeres, Mariana Gras, que en una oportunidad
agradeció “como argentina y como
mujer…las acciones concretas que junto con el Ministerio de Defensa hemos
podido hacer en temas de igualdad y perspectiva de género” en las Fuerzas
Armadas. Estas iniciativas se inscriben en un marco que el Dr. Benigno Blanco
denuncia como sucesivos intentos de introducción de leyes que cambien la
antropología filosófica tradicional no solo en el control de la población en la
que denomina una “ideología de género” que cuenta con efectivas alianzas en las
políticas implementadas por la ONU, el
Banco Mundial, la Unesco, la Unicef, la OMS así como el Fondo de Población
(control de la población) de las NNUU que impulsan los cambios de “los roles de
género tradicionales para controlar la población del mundo” confirmado en las Cumbre
de población de ONU en el Cairo 1994, la de la mujer de Beijín 1995 y fundaciones
y ONG´s (Soros, Mcnamara, Rockefeller, etc.).
Otra fuente a consignar sería el NSSM 200, o más conocido como " Informe
Kissinger" del 10 de diciembre de 1974.
Huelga asentir
que ya estos procesos de inclusión de la mujer a las filas y su tratamiento habían
sido iniciados con absoluta naturalidad y sin presiones políticas en razón de
un lógico proceso de aggiornamiento de las propias fuerzas que, por caso, en la
fuerza terrestre se había iniciado en 1982.
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
Es
innegable la real asimilación de una y otra esfera en el quehacer integral del
estado. De un mismo modo resultaría imposible escindir Defensa de Fuerzas
Armadas tanto como lo sería Relaciones Exteriores de Diplomacia o Salud de
Medicina, Seguridad de Fuerzas de Policía y Seguridad; la lista sería extensa.
Dimensiones o esferas de actuación y su substractum. Espacios tan
intrínsecamente unidos al punto de haber sido considerados como fundibles en
una misma cartera como lo fue en la crisis argentina 2001/2002. En efecto,
recayó en el ex Canciller José María Vernet el
interinato de defensa iniciado tras su juramento el 23 de diciembre de 2001
a las 14:15 en el Salón Blanco hasta su reemplazo por Carlos Ruckauf a las 12:20
del 3 de enero siguiente. No será sino hasta el 8 enero en que el radical
Horacio Jaunarena jurara, aceptando así, sucederlo en la función. La Defensa
fue hermanastra de la Cancillería por
11 días. El área de interés estatal más abarcativa así como orientadora de
fines había asumido, además, el control efectivo de los medios que implementaban
su ejercicio. El par ordenado (matemático), la cupla (en sentido
físico) o la covalencia (en lenguaje químico) que complementa y perfecciona el
pensar con el hacer, en estilo bergsoniano. La adecuada implementación de la
racionalidad y la praxis, orientaban la efectividad que la acción demanda.
Un rasgo más que las equipara son su dimensión de
interés: “el exterior”. La diplomacia se asume como el sistema conectivo con el
“no nosotros”, con lo ajeno, con lo diferente al nosotros. Simultáneamente y
por el principio impuesto de aplicación y conjura de amenazas exteriores que
impone la Ley de Defensa, la atención de las Fuerzas Armadas es lo externo.
Consecuentemente, la función prevalente y la extensión relevante que “atiende”
lo externo son, fundamentalmente, las Operaciones de Mantenimiento de la Paz.
Ni siquiera permanece en el seno de los militar la “Inteligencia Exterior”, los
ojos de este sistema responden a la cartera de defensa (Dirección Nacional de
Inteligencia Estratégica Militar) que, con escasos medios, debe “atender” las
amenazas provenientes del exterior.
Claro está que los contenciosos territoriales, el
derecho internacional tipifican roles y especificidades cuya complejidad
demanda temperamentos, matrices decisionales y filosofías de implementación tan
disímiles como mutuamente complementarias. El mercado de la guerra
también se ha desregulado. Nuevas demandas han impuesto mecanismos inesperados
y excepcionales en la toma decisiones
La guerra
se “civilizó” y como en 2008, el mundo perforó siglos de prevalencia rural por sobre
la urbana,
en consecuencia la guerra se urbanizó:
se “corrió” a las ciudades, donde estaba su commodity y su objetivo. Igual que
los mercados. Las guerras se han atomizado y en su deslocalización se mudaron a
las fuentes de sus recursos: los humanos (a “domicilio”).
La
temporalidad minimizada por las redes sociales somete a una Internetización, a una simultaneidad
generadora de paradojas inimaginables. Como las 12 horas “y treinta minutos” que diferencian el horario de Silicon
Valley con el de Bangalore (India). A ello responde la adopción de un huso
horario arbitrario originado del tiempo de procesamiento de las respuestas
analógicas indias a los requerimientos digitales de los algoritmos de la
revolución informática occidental vigente. Pero lo que subyace en este
aplanamiento de la Tierra (Thomas Friedman, 2014) ello apaciguó más efectivamente
el eterno conflicto indio pakistaní que diera origen a una de las iniciativas
de solución pacífica de controversias interestatales por parte de la sociedad civil
-Naciones Unidas- en UNMOGIP en el año 1949.
COOPERACIÓN INTERNACIONAL. MISIONES
DE PAZ
Surge así
un espacio sinérgico de interdependencia y labor de estos pares ordenados que
deben reconocer su origen en la agudeza y prudencia de Carlos Saavedra Lamas
que fuera, justamente, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1936 por el
logro de este ordenamiento simbiótico de una “Fuerza” Diplomática en los Foros
y una Comisión Militar Neutral en el terreno (pluriestatal). La una debatiendo
y conviniendo, preservando el interés de las partes contratantes y la otra
monitoreando su implementación y asegurando su acatamiento. Matriz original que
fuera luego así aplicada a partir de 1948 por la propia Organización de las
Naciones Unidas para “la solución pacífica de las controversias interestatales”
y las que
Constituye
así una racional canalización (o ingeniería inversa) de retrotraer el
protagonismo cobrado por la acción militar en el “Siglo de las Guerras” (Kolko,
2005) que hipertrofió su esfera de actuación al punto de constituir “la única
salida” a los contenciosos entre naciones que precipitaron el temprano derrumbe
de la que fuera la Sociedad de las Naciones de 1919 con sus postulados
wilsonianos. Sin alcanzar un Leviatán hobbiano a escala global era un nuevo
paradigma en la función grociana del estado.
En definitiva y en lo que lleva de transitado el
Siglo XXI, la labor más afín, trascendente y edificante de las fuerzas
militares argentinas fue su destacada actuación en misiones de paz al punto de
haber recibido el reconocimiento propio y ajeno de las más altas autoridades
nacionales y extranjeras. En una aparición reciente del primer magistrado en
oportunidad de la despedida de un contingente militar a una misión el jefe de estado confesaba: “…he tomado conciencia en estos meses como
presidente, viajando por el mundo, del enorme prestigio que ustedes han traído
a nuestro país con su trabajo. En Naciones Unidas que hace poco tuve el honor
de representar a todos los argentinos lo único que escuché fueron enormes
elogios a la labor que Uds. llevan adelante…” para luego finalizar
“Quería decirles gracias en nombre de todos los argentinos por demostrar
cuan solidario es el pueblo argentino, y cuan serio y responsable podemos ser
cuando nos comprometemos". La
sorpresa provenía del contacto con mandatarios extranjeros que aun reconocen
una alta identificación de sus estados con los activos de su factor militar.
Los intentos anteriores de vaciarlas de contenido, “nadificarlas” y denostarlas provinieron
de una visión ideologizada interesada en vengar un pasado luctuoso con los prejuicios ya enunciados anteriormente
que distanciaron a la política del militar interpretado como un indeseable
competidor en una “arena privada”, habían cometido el pecado de cruzar el
Rubicón. Fue la sobreactuación trágica de una burbuja cultural insalvable que
impregnó todos los pliegues del estado: industrial, social, cultural, económico.
Era la justificación de la Nación en Armas de Von Der Goltz, era el militarismo
en el que todos los príncipes vestían de guerreros (su contracara pronto
devendría en su ocaso).
Las misiones de paz contribuyeron a comprender que desde Westfalia las
guerras habían sido “simples”: estado contra estado, ejércitos contra ejércitos;
pero la mutación cuasi biológica del conflicto las llevó a mutar presentando
una complejidad irreconciliable con la arquitectura para los que habían sido
concebidos los instrumentos que las contrarrestaran y resolvieran. Los “Cascos
Azules” disponían de asientos en el “ring side” sin subirse al cuadrilátero. Satisfacía
el precepto de la historia militar de aprender de la experiencia ajena.
A MODO DE CONCLUSIÓN
La
República Argentina ha conquistado un prestigio al que no puede desconocer ni del
que pueda renunciar, es su pasado. Adquirió la responsabilidad que le da su
éxito en un denominado “Síndrome de «… un médico en la sala?!»”; aquél que, en
caso de ocultarse,
cometería un pecado humillante, faltando al juramento hipocrático y la propia
ética del profesional de la salud le imponen no sustraerse al llamado de
asistencia, Argentina no puede desoír su responsabilidad de una actuación de
excelencia, ininterrumpida y eficiente en el difícil “club” de los peackeepers
del mundo. Su trayectoria, aunque recientemente malograda o su renuncia a ella
o desoírla daría cuenta de un país insensible a los dramas humanitarios
mundiales a los que nunca, antes, le dio la espalda: como el episodio del “Torpedero
Tucumán”
o la asistencia a la España hambreada. Esa fisura, esa fractura o quebranto se
ha agudizado recientemente
evidenciando el alejamiento asumido a las políticas de Seguridad Internacional
y Mantenimiento de la Paz implementadas por el organismo mundial.
ÁFRICA
La
intraestatalidad de los conflictos queda demostrada en la naturaleza misma de
las guerras que afectan a las sociedades contemporáneas. Casi el 95% de ellas
son internas como lo demuestra la gráfica elaborada por el CEDIR (Anexo A- 1).
Esta intraestatalidad devino en el diseño de operaciones de paz con mandatos
robustos que incluían reglas de empeñamiento que excedían el marco de la
autodefensa de los uniformados incluyendo la protección de civiles y sin el
acuerdo (obvio) de las partes, aspecto contemplado en el denominado Capítulo
VII de la Carta de San Francisco.
Pero esta
mutación del conflicto armado no se ha detenido y, atomizado en violencias
dispersas, inasibles e incatalogables; ha desafiado la propia prevención pacífica
o la mitigación de los mismos. Las Guerras ya no son guerras sino Conflictos
Armados Internacionales o Conflictos Armados No Internacionales. Por ello las
Misiones de Paz no solamente debieron mutar sucesivamente hasta llegar a las de
tercera generación sino que en su derrotero atravesaron cambios, reconversiones
y adaptaciones como la iniciativas, Brahimi, Capstone , New Horizon, HIPPO, etc.
. Hoy África absorbe el 85% del capital humano empeñado por los países
contribuyentes de ONU. La identificación de “intraestatalidad” según Schafer
& Jones supone reconocer entidades subestatales que no forman parte del
sistema internacional. Tampoco se trata de mini o micro estados, pseudoestados
, colonias o territorios ocupados,
Se
volvieron intraestatales y África es un muestrario de ellos. Esta gráfica
refleja guarismos quinquenales, permitiendo inferir que desde la caída de la
bipolaridad que marcó el inicio de una nueva era de misiones de paz en el
mundo, se ha producido un incremento del 235% de países
contribuyentes y de un 979% de efectivos
(uniformados) desplegados. Más del doble de países involucrados pero 10 veces
el número de capital humano comprometido.
HAITÍ
Regreso con gloria. Esta
nueva matriz en la solución de controversias se desplazó al África americana
como suele ser llamado el país caribeño. Este estado fallido constituyó un
paradigma de cooperación latinoamericana que indujo a una América solidaria,
inicialmente en el “Grupo de Amigos de Haití” y luego en el compromiso de
contribuir con la MINUSTAH en la que Argentina cedió su protagonismo histórico
a manos de Brasil impulsado en su convicción de aspirar a ocupar de modo
permanente la mesa de decisiones del organismo multilateral. El cese de la
Misión MINUSTAH o su transferencia a la MINUJUSTH, nos habla de una “misión
cumplida”.
Cercano
al contrasentido, los haitianos ahora están mal… pero mejor que hace 13 años.
Con autoridades por ellos elegidas aunque con una retahíla de déficits institucionales
espeluznantes, como lo fuera el número de candidatos presidenciales dispuestos
a suceder a Martelly en
los inicios de 2014: 11.000 y 500 partidos políticos.
Es de
esperar que sigan desarrollándose nuevas generaciones de misiones de paz (4ª,
5ª…), tantas como ciclos innovadores de violencia (como el ya nombrado
“salvajismo”) surjan. De un mismo modo la configuración de instancias
intermedias entre lo puramente militar con lo solamente policial pareciera
abrirse paso en un mundo en que las “BACRIM” (Bandas Criminales) y otras
entidades adláteres ocupan ese intersticio que, en Argentina, constituye un
abismo de vulnerabilidad autoinfligjida por el denominado “Principio de
Demarcación” impulsado por el CELS y la cadena de académicos e intelectuales
que adhieren a sus postulados. En las
antípodas de esta postura y obtenida con esfuerzo y no sin sangre, Hilde Frafjord Johnson, ex jefa de la
Misión del Organismo Mundial en Sudán del Sur y responsable de un panel
independiente, presentó en junio de 2016 al Secretario General de entonces un
modelo en lo siguiente:
1.
mandato flexible (adecuado a
los países anfitriones)
2.
“desembarco”
inicial incrementado en la misión (shock hasta estabilidad)
con gradual transferencia a las policías nacionales,
3.
Mayor
incidencia de especialistas y equipos con capacidades adicionales
en lugar de monitoreo.
4.
Ayuda en
la reinstitucionalización policíaca local y más entrenamiento a largo
plazo
Haití permitió demostrar que los
lazos que da la sangre no los da el comercio. La UNASUR
política superó al MERCOSUR aduanal, pero con mayor institucionalidad en
Defensa (y en Argentina); nació de los sucesivos encuentros de los
mecanismos 2x4 a 3x9 de ministerios responsables y países preocupados.
COLOMBIA
Cuando
para fines de 2015 Edmond Mulet, desde la sede en New York advertía la
inminencia de una misión de pacificación para un conflicto de naturaleza
intraestatal en un país americano “en el que sus instituciones democráticas”
estaban con plena vigencia, parecía surrealismo. El llamado a participar y
COMPROMETERSE era orientado a países no limítrofes, sudamericanos con
experiencia y prestigio. La designación de un comandante argentino para una
misión en la que, también, el contingente mayoritario recaía en la misma
nacionalidad ha sido una prenda de confianza no suficientemente valorado y difundido.
Estos
desafíos de arquitectura inédita, seguirán surgiendo en una espiral al infinito
y requerirá mentes abiertas a aceptarlo, superando prejuicios y especulaciones
apresuradas.
Las
alicaídas Fuerzas Armadas en Argentina se hayan en el umbral expectante de más
y más desafiantes roles. Su dimensión de compromiso es el exterior, ese
exterior desconocido desde el cual provendrá (esperemos más tarde que temprano)
tanto las agresiones amenazas a conjurar
Habla de
un “…a nuestro entender habla de un “poco aprecio” por las instituciones pero
centralmente por las personas, por los hombres y las mujeres que componen
nuestras FFAA.
Este
poco aprecio y esta poca valoración del servicio que Uds. le brindan a nuestro
país, creemos que es lo que fue motivando muchos problemas de desencuentros y
de falta de reconocimiento y de trabajo en equipo y que creo que es la
principal deuda de los últimos años que tiene que ver con poder reconocer esa
tarea, agradecerles por esa tarea, agradecer a sus familias… y nosotros
queremos ser bien claros como primer mensaje reparación en todo caso que es que
nosotros venimos con otro mensaje, claramente, creemos firmemente en el rol de
las FFAA en la democracia que es un rol muy importante, es un rol no solo
estratégico sino un rol operativo muy importante…”
Una nota publicada por el diario La Nación, el
sábado 7 de junio de 2014, con la firma del periodista Martín Dinatale, daba
cuenta de una carta enviada al Consejo de Defensa Sudamericano (CDS) por un
conjunto de académicos e intelectuales argentinos expresando su preocupación
por el empleo de drones en la Argentina y la Unasur.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Es
indudable que la República Argentina ha decidido abrirse al mundo, involucrarse
con la agenda global y responder a una trayectoria, aunque zigzagueante en el
pasado aunque pionera, en el último cuarto de siglo. Urge pues “servir” a las
expectativas que, sobre ella surgen en el mundo. Un reconocimiento explícito
emitido, singularmente por muchas personalidades de la política mundial.
Los
factores en los que se divide el poder central de un estado siguen siendo,
básicamente, tres: Político, Económico y Militar. Se podría agregar la
diplomacia en el primero, el científico-tecnológico en el segundo y el social
en los tres.
Ellos no
son más que la instrumentación de sus gestos en el contexto de una
interdependencia global (neofuncionalismo) asfixiante o enriquecedora: según la
postura que adopte el gobierno en marcha.
Los
punto de contacto de las unidades soberanas pueden darse en todos o cualquiera
de las dimensiones descriptas (como los axones neuronales, como el enlace
covalente que permite la estabilidad molecular). La actitud aislacionista que
primó por décadas y que definió las etapas
Un
intermitente, sustancial permanente insistente y procaz menosprecio menoscabo
por la dimensión de la defensa fue el indicador común simultáneo y concomitante
al período del auge populista sudamericano. El populismo socavó en beneficio
del conjunto masificador anónimo el mérito personal, el desarrollo individual
la superación personal la excelencia del individuo, la competitividad necesaria
que la vida, la vida biológica, exige darwinianamente.
Las
misiones de paz constituyeron un santuario para la preservación de las Fuerzas
Armadas en países que, como el nuestro, su menoscabo traducido en asignaciones
presupuestarias paupérrimas las llevó al borde del colapso. (Los guarismos los
ofrece tanto el Banco Mundial cuanto el SIPRI)
Por
sobradas razones un pasado luctuoso tiñó de escepticismo al rol militar que
pasó a ser considerado el enemigo interno conspirador de los designios
históricos arrogados como propios por la elite gobernante. 1930 fue
consecuencia y no causa de un mundo y una Sudamérica sumida en aventuras
golpistas.
En estos
mismos momentos un equipo (simbólico) de oficiales argentinos se desplaza a
ocupar su plaza en el estado mayor de la MINUSCA (República Centroafricana). 51
muertes en tres años la posicionan como una de las más peligrosas.
Ello
debe ser traducido en el empleo inteligente de un medio de cambio que no solo
beneficia al habitante africano sino a las metrópolis que, como la francesa,
tan han facilitado el debilitamiento de estos estados ignorados. Pero la gira
papal de 2015 y la conmemoración del día de Naciones Unidas en 2017 con la
presencia del SG Antonio Guterres quien confirmó que era “hora de acabar con la violencia y
consolidar la democracia”
ANEXO A. 1- CUADRO EVOLUTIVO DE LA
NATURALEZA DE LOS CONFLICTOS ARMADOS 1816-2007
2- GRÁFICO DE LA EVOLUCIÓN QUINQUENAL
(1991-2016) DEL RANKING DE LA PARTICIPACIÓN CUANTITATIVA ARGENTINA COMPARADA
CON LOS PAÍSES DE LA UNASUR EN MISIONES DE PAZ
ANEXO B. CUADRO EVOLUTIVO DEL RANKING DE
LA PARTICIPACIÓN CUANTITATIVA ARGENTINA COMPARADA CON LOS PAÍSES DE LA UNASUR
EN MISIONES DE PAZ DE LA ONU CON CONSIGNACIÓN QUINQUENAL DE:
·
PRIMER PAÍS
CONTRIBUYENTE DEL AÑO CONSIGNADO, EFECTIVOS OFRECIDOS Y SU INCIDENCIA PORCENTUAL
SOBRE EL TOTAL MUNDIAL.
·
NÚMERO DE PAISES
CONTRIBUYENTES (37/70/90/107/115/124) CON TOTAL PROMEDIO DEL AÑO
·
PORCENTAJE DE APORTACIÓN Y
TOTALES DE LOS PAÍSES DE LA UNASUR Y ACUMULADO