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La
Argentina, en la agenda mundial
Por
Rosendo Fraga | Para LA NACION
NUEVA
YORK.- Sin dudas, en la asamblea anual de las Naciones Unidas, el tema central
ha sido Irán y no Siria.
Anualmente,
la última semana de septiembre es la oportunidad en la que los mandatarios dan
su mensaje ante el mundo. No se vota nada, pero la repercusión de los
discursos- que suele ser mayor fuera que dentro del recinto-, los encuentros
bilaterales entre presidentes y primeros ministros y los temas colaterales que
a veces se convierten en centrales, generan una escenario internacional
singular.
La
crisis desatada por el uso del gas sarín en la guerra civil Siria, perdió
centralidad, al encaminarse- no sin dificultades- la propuesta de Putin de que
dicho país destruya sus armas químicas bajo supervisión internacional.
La
última semana de septiembre es la oportunidad en la que los mandatarios dan su
mensaje ante el mundo.
En
cambio, la posibilidad de comenzar a discutir una solución al conflicto que
genera el desarrollo nuclear iraní pasó al primer lugar. Ya lo anticipó hace
dos semanas Obama, cuando dijo que este problema era más importante que el de
Siria para la seguridad internacional.
Aunque
parece haber fracasado la gestión para un encuentro del presidente Obama con
Rohani, su nuevo colega iraní, la posibilidad de poner en marcha un proceso de
diálogo que culmine en un acuerdo, parece abierta.
En este
contexto, América latina no es una región prioritaria. Problemas como el
conflicto entre Nicaragua por un lado y Colombia, Costa Rica, Panamá y Jamaica
por otro, por los límites fluviales y marítimos, es relevante en los discursos
de los presidentes de estos países, pero no en la agenda internacional. El
discurso de la presidenta de Brasil reclamando por el espionaje cibernético
estadounidense, que ocasionó la postergación de su visita como jefa de Estado a
Washington inicialmente prevista para el 23 de octubre, fue seguido con
atención por quienes se interesan por la relación entre Washington y la región,
pero no ha sido central. Los reclamos de Evo Morales contra los Estados Unidos
son un clásico, como la ausencia a último momento de Nicolás Maduro, quien
desde China canceló su presencia tras haber superado un incidente con la
administración Obama que al comienzo le negó el permiso para volar su espacio
aéreo.
Las
mismas consideraciones pueden realizarse respecto al discurso de la presidenta
argentina y sus reclamos contra Estados Unidos por el espionaje electrónico y
los fondos buitre, así como también sobre la soberanía argentina en Malvinas.
La
Argentina tiene la oportunidad, si ahora se mueve con rapidez y decisión, de
corregir un paso erróneo en su política exterior.
Pero sus
referencias al acuerdo entre Argentina e Irán, respecto a encontrar una
"vía rápida" para esclarecer los dos atentados suicidas perpetrados
por el terrorismo fundamentalista, se vincula con el tema central que se
discute dentro y fuera del recinto, que es el de Irán.
Hay
quienes interpretan que dio una suerte de advertencia o ultimátum al nuevo
gobierno iraní, de que si no avanza en la ejecución del polémico acuerdo,
podría ser anulado por la Argentina. Otros ven el intento de aprovechar la
actitud más dialoguista del presidente Rohani respecto a su predecesor
Ahmadinejad, para avanzar en la ejecución de un convenio controvertido, que
todavía no ha sido ratificado por el parlamento iraní.
La
Argentina tiene la oportunidad, si ahora se mueve con rapidez y decisión, de
corregir un paso erróneo en su política exterior. Pero si el discurso se queda
sólo en palabras, será otra oportunidad desaprovechada..