Con la llegada hoy de Hervé Ladsous, jefe del departamento de operaciones de mantenimiento de paz de las Naciones Unidas, el Gobierno dará otra señal en política exterior: un cambio de doctrina en las operaciones internacionales de paz que en la última década fueron consideradas como algo accidental y no prioritario.
Basta recordar que las tropas nacionales en misiones de paz como cascos azules pasaron de 10.000 efectivos en los ‘90 y hoy no llegan a 300. En la actualidad, hay un pequeño componente en Chipre y otro en un hospital de Haití, además de tres observadores militares en Oriente Medio, en Israel, y uno en Marruecos.
Las primeras experiencias son las que Mauricio Macri comprometió a través de una carta que le entregó la canciller Susana Malco- rra al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon: el envío de la misión humanitaria de los Cascos Blancos a un campo de refugiados sirios en el Líbano y la expansiva presencia de observadores militares para unos planes aún mayores que tiene el Gobierno en Colombia, cuando culmine el proceso de paz.
Si no hay cambio de agenda, Ladsous será recibido entre hoy y pasado por el ministro Julio Martínez, por el vicecanciller Carlos Foradori y por otros funcionarios nacionales encargados de las operaciones de paz. En el gobierno anuncian una agenda intensa pero remarcan diferencias “siderales” con lo ocurrido en los ‘90, donde gran parte de los cascos azules se apostaron en la desmembrada ex Yugoslavia tras la guerra de los Balcanes,
“Para la Argentina de hoy las operaciones y misiones de paz son un fin en sí mismo, no son una distracción de las operaciones de guerra, ni una preparación para las operaciones de guerra ni son una tarea residual de las fuerzas armadas”, dijo a Clarin José Luis Vila, subsecretario de Asuntos Internacionales de la Defensa. “Según las instrucciones que tenemos de Martinez, estas tienen dos motivos por los cuales han alcanzado esta jerarquía: por un lado porque Argentina no es indiferente a los conflictos que hay en el mundo y se compromete humanitariamente, y por otro, son como un componente de la diplomacia militar que le da una presencia y un rol protagónico a la Argentina en algunos escenarios”, agregó Vila y enumeró los planes inminentes.
En Colombia, el embajador Marcelo Stubrin negocia las condiciones y el formato que tendrá la presencia de 140 observadores militares argentinos por año que, divididos en dos continentes de 70 efectivos por semestre, ayudarán a que se cumpla el acuerdo de paz. Estarán para lo que se llama “dejación de armas” terminología de las FARC para evitar el término “entrega”. Los argentinos irán junto a los chilenos como parte de los operativos conjuntos conocidos como Cruz del Sur.