Un programa diferente. El entrevistador entrevistado. Quien pregunta será preguntado. Desde Azul, corazón Bonaerense, cuna de los nuevos peacekeeper designados a continuar el mandato en Chipre. Refugiados migrantes o expulsados desatendidos
Programa Nº 603 emitido el lunes, 07 de septiembre de 2015
IDENTIFIQUE EL
PROGRAMA EN EL SITIO COMO: Cascos Azules 15 09 07
PACIFICACIÓN II
Editorial I
“Justicia
y condena”: una frase con sed de venganza
Falsos lemas como
el de “juicio y castigo” se han convertido en sinónimos y en una imposición que
es el reverso del espíritu de reconciliación
A lo largo de la
perversa década política del llamado “kirchnerismo”, la reiterada frase: “Justicia
y condena”, a veces reemplazada por “Juicio y Castigo”, ha repiqueteado cual
ariete en nuestros oídos y ante nuestra vista. A la manera de muletilla, ha
sido pronunciada con enorme frecuencia y alimentada constantemente con amplios
recursos, habitualmente sin generar más reacciones que las de un penoso silencio.
Pese a la inmensidad de la verdadera depravación que su contenido real supone y
procura imponer: el del bien llamado odio añejado.
Esas dos
terribles frases sintetizan la cuota de irracionalidad que se esconde detrás de
la sed de venganza que alimenta a quienes las utilizan. Lo grave es que ese
sentimiento resentido aún parecería anidar profundo en el corazón de algunos.
No es pedir “Justicia
y Sentencia”. No es cumplir con el deber de investigar y desentrañar la verdad
de nuestras lamentables tragedias de los años 70. No es tampoco absolver o
condenar, según surja de la prueba que se produzca, más allá de toda duda
razonable, en una investigación independiente y seria, que debería ser siempre
veraz y sincera. Para todos por igual.
Se trata en
particular de aquellos juicios en los que, con total descaro, se presiona
-presencial y físicamente- a nuestros magistrados judiciales, cuyos despachos,
salas de audiencia y estrados fueron constantemente transformados en ámbitos
vociferantes e intimidantes, muy similares a los que acompañaron el reiterado
uso de la guillotina durante las etapas más sangrientas e irracionales de la
Revolución Francesa. Todo eso sin que se alzaran voces serenas, que señalaran
que esas deplorables pero frecuentes presiones avasallaron y sometieron a la
justicia, por miedo.
Las frases que
mencionamos, que aún resuenan en nuestra sociedad, no son, para nada, un pedido
o reclamo de justicia. Son todo lo contrario. Son otra cosa, muy distinta.
Porque se trata de exigir e imponer injusticia, de pisotear la verdad cada vez
que ello fuera necesario, aún recurriendo a las falsedades y a las mentiras
para alcanzar el pretendido desquite.
Suponen, peor
aún, tratar de transformar a nuestros jueces en subalternos de quienes las
pronuncian, dejando de lado su deber ineludible de actuar con absoluta
independencia. Son y han sido una forma más de intimidar o de sembrar el temor
que debemos desterrar.
Son, obviamente,
todo lo contrario a la disposición a perdonar. Son un muro más en el que,
quienes la pronuncian o gritan, pretenden hacer estrellar los esfuerzos de
aquellos que creemos firmemente en la posibilidad de reconciliación.
Al final de una
triste etapa histórica, en la que se ha destrozado, malquistado, dividido, y
enemistado a nuestra sociedad y mentido sin el menor pudor, esas frases son una
muestra de lo que, cual veneno, se sembró constantemente en nuestra sociedad
para procurar desunirla y mantenerla fragmentada. Y también de lo mucho que
deberemos esforzarnos y empeñarnos cuando se trata de construir el
indispensable clima de unidad que supone la realidad de conformar todos una
misma nación.
http://www.lanacion.com.ar/1821680-justicia-y-condena-una-frase-con-sed-de-venganza
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