Le tomamos el pulso a una Europa enferma que no acierta su rol ni el mandato que le impone su historia. Tampoco renuncia a defenderse. Desde Chipre el jefe de operaciones de UNFICYP. Desde Haití: finaliza el demorado relevo. Premio Carlomagno al PAPA.

Una de las “colateralidades” de las misiones es la posibilidad de conocer, visitar, redescubrir ese mundo que aguarda nuestra respuesta, la respuesta a un compromiso de cohabitar esta roca espacial.

Los conflictos que recientemente impactaron a una Europa sorprendida, aturdida, desguarnecida y atemorizada reacciona negando la “entrada de cuerpos extraños”. Su humanismo se torna entrópico e inmanente y se abroquela sobre sí misma en la percepción de una amenaza para la que NO ESTABA PREPARADA.

Fernando de la Vega, es testigo de una Bruselas, de un aeropuerto que fue epicentro de un ataque terrorista de los extremismos que se disputan un establecimiento de un orden impuesto a sangre y espada.

Patrullas militares reforzando la seguridad ciudadana, aquella que sería inaceptable en el Norte Americano por su enmienda “Posse Comitatus” pero que, a la hora de reforzar, de incrementar la “SENSACIÓN DE SEGURIDAD” requiere el concurso de todos los medios, todas las voluntades, todos los esfuerzos para contrarrestar esta escalada sin solución a la vista.

Mientras el PAPA Francisco acepta el “Premio Carlomagno” por el solo efecto que ello irradiariá en el colectivo internacional y europeo de un nuevo humanismo occidental.

La queja de ONU sobre Aleppo y los ataques contra personal médico deberán tener su castigo.